Nos reunimos con el cantante y compositor irlandés que habla de amor,
música y su eliminación de los estereotipos de una cultura religiosa que
prevalece.
«And so it is» inicia The Blower’s
Daughter. Una de las mejores canciones de Damien Rice, una de las más famosas
también; utilizada en películas como «Closer» de Mike Nichols y «The Caiman» de Nanni Moretti, así como en
varias series de televisión. Es una de esas canciones que emocionan al
escucharlas: te tocan y penetran bajo la piel. No es fácil escribir piezas como
esa, se deben dibujar en tu interior sin trampas, cosa que el cantante y
compositor irlandés logra bastante bien.
Así lo hizo con su último álbum de
estudio « My Favourite Faded Fantasy», que volverá a presentar en Italia.
«Demasiadas fechas quitan la
energía, prefiero no exagerar; tomo días de descanso entre una presentación y
otra, creo que con razón. No puedo llegar hasta el final agotado», confiesa
Rice, con sus 41 años de edad, que hace un mes presentó «Hypnosis», una de las canciones para la banda sonora de
la película animada «Kahlil Gibran’s The Prophet», próximamente en cines. Y
añade «Hay dos cosas de las que no puedo prescindir cuando estoy en un
concierto: comida sana y espacio. Espacio para mí, quiero decir, porque siempre
estás de gira rodeado de gente, hablando de esto y lo otro; cada conversación
se vuelve superficial y no me gusta la superficialidad».
Iodonna: Tu música insinúa, pero hay quienes consideran que las baladas
románticas y desgarradoras son sólo canciones de amor.
D.R: Depende del sentido dado a la palabra "amor". Personalmente no creo que las canciones que he escrito hasta ahora todo el mundo las considere románticas; más bien mis canciones hablan de los celos, la inseguridad, el dolor, la frustración, los malentendidos. Más que canciones de amor son canciones de seres humanos que tratan de entender el amor, pero al final no lo entienden.
Iodonna: ¿Las consideras tristes?
D.R: Para mí no es así, son
el centro de mi vida. El proceso de escribir una canción es como un arrebato
emocional, o al menos lo es para mí: cuando escribo una canción tiendo a
dejarme ir, saco lo que siento, y sí que lo siento... Mientras lo hago, a veces sucede que me veo atrapado en una emoción, pero entonces soy capaz de
encontrar un punto de vista, un objetivo. Luego lo externalizo y calculo mi comportamiento: risa, estupidez.
En resumen, no soy de ninguna manera una persona triste, ni puedo decir que
tengo una vida tan dramática y frustrante.
Iodonna: Parece una especie de
auto-psicoterapia lo que describiste.
D.R. De hecho lo es. Puedo hacer una comparación con la experiencia con la comida: cuando comemos, los alimentos que comemos van al estómago, y su función es alimentarnos, pero ¿qué hace nuestro cuerpo? Desecha lo que no es rentable y retiene lo necesario. En mi caso, todo lo que no me sirve lo escribo y lo convierto en canciones.
Iodonna: ¿Tiene el mismo efecto también la música de los demás?
D.R. No escucho mucha música, pero una cosa es cierta: al apreciar a un artista tengo que creer que es real, honesto, sincero. No importa si su cara es amable, qué propone su música; si no se siente, simplemente no capta mi atención, no me interesa. La autenticidad, eso es lo más importante.
Iodonna: ¿Qué piensas del mundo
de las estrellas del pop y los show de talentos?
D.R. Creo que seguiré hablando de comida (risas). Quien quiera comer comida rápida es libre de hacerlo. Mi pensamiento es uno: eso no es para mí. Pero, ¿quién soy yo para decir lo que se debe comer y qué no? Cada uno tiene sus propias razones para su comportamiento. Es tan fácil juzgar... Aunque creo estar en lo cierto: lo mejor es ir por un camino propio y no prestan atención a lo que hacen los demás. Como artista, intento ser yo mismo tanto como sea posible.
Iodonna: ¿Qué es lo que más
odias de ti mismo?
D.R. Oh, ¡tengo una larga lista! Vamos a ver... Probablemente lo que más odio de mí mismo es que odio tanto… Pero estoy trabajando en ello.
Iodonna: ¿Por qué odias?
D.R. Es algo que llevo desde la
infancia, algo relacionado con el hecho de que crecí en un país, Irlanda,
suprimido por la Iglesia Católica; donde desde niño te hacen sentir culpable de
la nada. Es un lugar donde las personas no tienen una alta opinión de sí mismas…
falta de autoestima. Sé de muchas personas que no se gustan a sí mismas. Para
mí es como si hubiera estado programado de una manera y hubiera estado buscando
-lo hice por un tiempo- algo para cambiar el programa; para llegar a decir: sé
lo que quieres y no te preocupes por lo que otros piensan.
Iodonna: Hoy en día, ¿qué
relación tienes con la iglesia y la religión?
D.R. No tengo ningún tipo de relación con la iglesia. Por lo demás, depende de lo que se entiende por religión. Estoy trabajando en eso, en la deconstrucción de ciertas creencias, porque crecí en una sociedad que me proporcionó una serie de información que más tarde me enteré que no era cierta. Y descubrí que viajar por el mundo me permitiría ver las cosas desde una perspectiva diferente: voy a un lugar y encuentro una doctrina, voy a otro y todo es diferente. Hasta que te das cuenta de que la religión es algo relativo y discutible. Algo no tan distante de la política, ya que incluso cuando se trata de la fe todos piensan en estar en el lado de la razón, que su dios es el único posible, pero entonces, ¿dónde está la verdad? Son todos una mierda.
Iodonna: En la católica Irlanda, el reciente referéndum sobre el
matrimonio homosexual terminó con un resultado histórico: más del 60 por ciento
de la población votó a favor del matrimonios entre personas del mismo sexo.
D.R. Los cambios se producen en todas las épocas, pero se necesita más que las personas cambien dentro de sí mismas. Cada generación quiere un cambio a su manera. Volverá a suceder, porque así es como funciona: los niños siempre quieren rebelarse contra sus padres. La única verdadera revolución sería si los padres dejaran de tratar de imponer sus reglas a los niños. Si pretenden tener el control sobre ellos, obtendrán como respuesta una rebelión.
Iodonna: ¿La alternativa sería
qué…?
D.R. Sería bueno que los jóvenes fueran los reyes del mundo, no los esclavos. Tal vez en la religión están habiendo algunos progresos, la religión ha perdido parte de su influencia; eso me hace feliz. Ahora son más como corporaciones: y son las últimas en decidir cómo las personas deben comportarse, qué deben comer, qué tipo de música que tiene que escuchar. Muchos caen por ellas, porque es como si estuvieran delante de una nueva religión en la que creer.
Iodonna: Me gustaría volver a hablar del amor con una pregunta
sobre Lisa Hannigan, compositora que colaboró contigo y tu ex novia. En el
pasado dijiste que «darías cualquier cosa por volver con ella». Ahora ¿en qué punto estás?
D.R. Estoy en el punto en que digo que esa relación fue une
experiencia de la que aprendí mucho, una lección de vida. El encuentro con Lisa
me obligó a crecer. Cuando la conocí estaba «programado» de la manera que
expliqué antes: a decir «te amo», destinado a darle a otra persona una lista de
reglas a seguir. Ahora, me di cuenta de que si amas a una persona, la amas
incondicionalmente; ya sea de cerca o de lejos, si ella quiere estar contigo o no.
Sí, eso es lo que ha pasado en los últimos años: he cambiado mi idea del
amor.
Iodonna: ¿Cuáles eran las reglas
que impondrían?
D.R. El hecho es que la concepción común-romántica es que si estás con alguien y te atrae otra persona estás haciendo algo mal. Lástima, porque tal pensamiento reprime uno de los principales instintos humanos. Es como pedirle a alguien que deje de ir al baño: «Lo siento, te amo, no puedo controlar mi cuerpo, por favor. De hecho, realmente necesito que no lo hagas más». No se puede esperar una cosa así. Y si sucede que la otra persona se enamora de otro y te lastima, no se trata de amor. Es una mierda: «Eres bastante, pero eso no significa que no hayan otras personas fascinantes en el mundo». Aquí me di cuenta de eso: que no debemos, necesariamente, querer ser el número uno, en primer lugar; no hay que ser competitivos.
Iodonna: ¿Me estás diciendo que ahora estás a favor de las parejas
abiertas?
D.R. No, en absoluto,
incluso si estás por la libertad: cada uno puede establecer la relación de
pareja como mejor les parezca. Lo que quise decir es que me aprendí que la
posesividad en las relaciones no funciona.
Iodonna: ¿Aún sientes cariño por
Lisa?
D.R. Sí.
Iodonna: ¿Son amigos?
Iodonna: ¿Son amigos?
D.R. Sí.
Iodonna: Ok, para cambiar de tema:
dime un libro que haya cambiado tu vida.
D.R. «I Ching» un antiguo libro chino que dice cosas que parecen reales, especialmente para los músicos.
Iodonna: ¿Qué significa eso?
D.R. Me enseñó algo fundamentar a saber: que si
intentas escribir una canción, la canción no será bella; una canción es hermosa
si no tratas de escribirla. Es una paradoja que me inspiró mucho, porque me di
cuenta de que cuanto más me dejo llevar, más canciones vienen de mi interior. No
sólo se aplica a la música: de la misma manera, si yo no me preocupo por el
dinero, el dinero llegará; si me preocupo, voy a tener problemas, seguramente.
Es toda una cuestión de perspectivas.
Fuente: Revista Iodonna
Gracias por subir esto C: siempre es bueno saber de éste maravilloso artista
ResponderEliminar